Jorge Luís Borges y EL PROCESO

Jorge Luís Borges decía:

 

«Vi tantos perros correr sin sentido,

que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido»

 

Hoy mi post va dedicado al recorrido, ósea:

«A mirar con cuidado, andando de una parte a otra, 

para averiguar lo que se desea saber o hallar»

Pero hablar de recorrido, es hablar «DEL PROCESO» esa palabra que siempre olvidamos y que implica mil aspectos.

Lo podemos ver hoy en día tantas y tantas veces en nuestra propia casa. Nuestros hijos están tan acostumbrados a que las cosas pasen de inmediato, al “YA” y sin esperar, que no tienen conciencia del trabajo y el esfuerzo que son necesarios para que todo eso suceda.

Hoy en día el inmediato nos atrapa, perdiendo de vista lo que es importante.

Una vez una madre me decía: “mi hijo se cree que la ropa tiene magia, pues la pone en el cesto de la ropa sucia y poco después está en su armario bien planchada y perfectamente colocada”.

Y es que esto no solo pasa con la ropa, pasa también con la comida que aparece en su plato, con el cajón de juguetes de su cuarto y con miles de cosas cotidianas.

El proceso, ósea esa acción de ir hacia delante teniendo presente todo el conjunto de las fases sucesivas y necesarias hasta llegar al resultado esperado hay que ENSEÑARLO Y TRABAJARLO hoy en día.

Y digo enseñarlo, porque nuestros hijos ya no tienen la suerte de las generaciones anteriores donde estaba más al alcance y se aprendía viendo cómo se cultivaba o se criaba un animal desde pequeño, para que luego se pudiera comer ese arroz tan rico el domingo. O como se tejía un jersey, para que el próximo invierno lo llevara alguien puesto. Veían desde el principio hasta el resultado final.

Los niños de ciudad no pueden apreciar este esfuerzo porque ya no lo tienen a su alcance. Ya no ven crecer la fruta en el árbol, ya no saben que hay que plantar ese árbol, regarlo y esperar, sino que cogen la fruta de la nevera. 

Pero es necesario que lo vean y que COMPRENDAN lo que el recorrido significa:

  • Que aprendan a ser pacientes, y saber que el camino es largo.
  • Que comprendan que la perseverancia es necesaria y no se rindan ante la primera dificultad.
  • Que se aprende de los errores, para no equivocarse nuevamente.
  • Que descubran las distintas fases del camino, para ser más analíticos.

Es importantísimo VALORAR el proceso pues:

  • Apreciarán el producto final.
  • Le darán el valor que merece, siendo niños más agradecidos.
  • Serán niños menos frustrados ante las dificultades.
  • Más respetuosos y cuidadosos con el trabajo de los otros.

Incluso habrá momentos en que disfruten haciéndolo, primero les hará mejorar el resultado y segundo se sentirán orgullosos de ellos mismos.

 

Para que esto suceda, aunque se puede hacer de miles de maneras, tan solo hay que darles las experiencias para ello, yo siempre pongo como ejemplo los

PUZLES

Hacer puzles tiene grandes ventajas:

Por un lado, es una actividad que requiere su tiempo, la paciencia es un buen aliado a la hora de hacer un puzle un poco complicado.

Es un juego que necesita ser organizado y marcar un orden en su realización. Primero podremos las piezas de las esquinas para ir colocando posteriormente las de los extremos e ir completando las zonas más sencillas e ir aumentando la dificultad progresivamente.

Es importante saber clasificar poniendo las piezas por colores, ya que nos ayudará a ir diferenciado distintas zonas.

Por otro lado, es buen gestor de la frustración. Ya que habrá ocasiones en las que una pequeña dificultad aparezca.

Marca muy bien las etapas, pues sus pequeñas piezas son esas fases sucesivas para alcanzar el objetivo final.

Así que además de hacer puzles con mi hija, me voy a dedicar a ser un poco más tortuga y a disfrutar haciéndolos con ella.

Gracias, y hasta el jueves que viene.

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